martes, 27 de noviembre de 2012

Palabras melosas 51. Loquillo y Los Trogloditas

"No vine aquí para hacer amigos

pero sabes que siempre puedes contar conmigo

dicen de mi que soy un tanto animal

pero en el fondo soy un sentimental"

Feo, fuerte y formal
Loquillo y Los Trogloditas

martes, 20 de noviembre de 2012

Sube a mi coche y no mires atrás


Bruce Springsteen and The E Street Band - Thunder Road

¿Qué hago aquí? ¿Por qué no me largo de aquí a algún sitio mejor? ¿Es esto lo que realmente necesito o me merezco? Si alguna vez te has preguntado esto en el trabajo, en tu día a día, o en cualquier otro momento de tu vida esta es tu canción. Prepara las maletas. 


Las primeras notas que se escuchan en esta canción proceden de una armónica y un piano que brotan de la nada. Aparecen como en mitad de la oscuridad como el sol que surge en lo que hasta hace unos instantes era noche cerrada. Los sonidos que emergen de la armónica se estiran en el aire como intentando desperezarse de su inactividad previa mientras que el piano comienza a dar los primeros pasos algo más estables. La teclas presionadas despliegan un abanico de notas que ganan firmeza y velocidad conforme se aventura la llegada de la voz principal. Esto sucede en el segundo 19 justo después de que el único instrumento de viento que nos acompañaba desaparezca para dejar vía libre a la protagonista de toda la composición: su historia. Esta canción es toda una historia. Todo un relato lleno de sinceridad en el que las palabras y pensamientos surgen sin apenas dejar espacio a los instrumentos musicales. No es que los instrumentos no tengan protagonismo en la melodía sino que la musicalidad de las palabras, y la forma de narrar el texto, crearán el caldo de cultivo perfecto para sigamos a una voz no demasiado brillante pero eficaz en su cometido como guía. Los instrumentos que dejan notar su presencia lo hacen sin llamar demasiado la atención y siempre manteniéndose en segundo plano. Sus sonidos son importantes pero se mantienen como un apoyo la inmensa mayoría del tiempo. Hay mucho que contar y es necesario despejar el mayor número de impedimentos que puedan distraer la atención del oyente.

Desde que Bruce Springsteen comienza a cantar sólo el piano sigue su estela. Durante casi un minuto estos dos viajeros solitarios serán los encargados de todos los sonidos del tema. El piano se dedica a hacer todas las variaciones que considera oportunas pero siempre permaneciendo tras la voz principal. En el 1'11'' se unen al viaje la percusión y las guitarras que rápidamente entienden su cometido y desde el primer instante ocupan su lugar en la segunda línea junto al piano. El relato sigue invariable su desarrollo, sin un solo alto en el camino. En el 1'42'' la carretera del trueno conoce a los últimos viandantes que se animan a recorrerla. La llegada del coro coincide con el pequeño paso al frente que realiza la batería para marcar un ritmo mucho más decidido. La intensidad de la canción poco a poco comienza a crecer.



Tras el redoble de batería del 2'09'' aparece por primera vez, y única, el estribillo que da nombre al tema. Es un estribillo que no se volverá a repetir y que como el resto de párrafos atraviesa a toda velocidad la canción. Es un ligera variación de lo narrado hasta ese momento pero no hay tiempo para detenerse sobre él. Llega, se escucha y del mismo modo se esfuma ante nosotros.

A partir del 2'38'' el tema sigue huyendo hacia delante sin mirar atrás. Justo en ese instante se produce un guiño entre la guitarra y la voz principal. Springsteen explica que ha aprendido como hacer que su guitarra “hable” y esta se destaca sobre el fondo con unas breves notas en primer término.

Nuestra meta se encuentra más cerca y la intensidad ya se ha colado en todos los rincones de la canción. La voz principal comienza a desgranar sus últimos versos, sus últimas palabras hacia la persona que quiere convencer desde que sonaron las primeras notas. En el 3'37'' una guitarra se destaca levemente para decirle a Mary que se suba con él en el coche y en el 3'40'' es el piano el que se deja notar para recalcar las últimas dos frases de la canción. La realidad y la verdadera razón de todo lo contado hasta aquí: It’s a town full of losers, and I’m pulling out of here to win o lo que es lo mismo: “Esta es una ciudad llena de perdedores y necesito huir de aquí para poder ganar”. Esas dos frases son para mi el Punto de No Retorno perfecto de esta canción. Descubrir el motivo de la huida hace que nos quedemos enganchados a toda la composición, a lo narrado y a nuestras ganas de comenzar el viaje ahora que conocemos su anhelo.

Ahora que ya se ha desvelado la idea que quería transmitir todo el tema, ahora que la narración ha llegado a su fin, ahora que toda la construcción gramatical ha concluido, ahora y sólo ahora, la voz deja paso a sus acompañantes instrumentales para que ocupen el vacío dejado por ella. Ha llegado el momento de la batería, las guitarras, el saxofón, el retorno de la armónica y por encima de todos las notas del piano que nos acompañaron desde el principio. Por fin todos ellos consiguen escalar hasta la parte frontal del escenario para desarrollar todos sus sonidos sin reservas. El viaje ya ha concluido, o quizás no ha hecho más que comenzar. ¿Quieres subir?

martes, 13 de noviembre de 2012

Palabras melosas 50. Sam Cooke


"It's been too hard living but I'm afraid to die

'Cause I don't know what's up there beyond the sky

It's been a long, a long time coming

But I know a change gonna come, oh yes it will"

A change is gonna come
Sam Cooke

Aquí mucho más. 

martes, 6 de noviembre de 2012

El Rey del Rock and… Risas


Elvis Presley - Are you lonesome tonight (the laughing version)

¿Puede una voz prodigiosa mantener su ímpetu y clase tras improvisar y hacer una broma? ¿Puede un genio de la canción reírse de parte de su público y aún así seguir siendo un genio? ¿Puede toda una banda permanecer impasible mientras su líder decide tirar todos sus esfuerzos por la borda? Créeme, Elvis Presley es capaz hacer todo esto, no importarle nada en absoluto y aún así habitar con toda elegancia en la cima del Olimpo.

Pongámonos en situación. Elvis llevaba tanto tiempo en la cima que en numerosas ocasiones le gustaba cambiar, durante sus actuaciones, algunos versos de sus canciones por puro divertimento personal. Ese pequeño pasatiempo casi siempre pasaba desapercibido, y digo casi siempre porque el 26 de agosto de 1969 fue imposible no llamar la atención de un modo tan sonoramente lúdico.


La canción comienza de un modo normal, la voz de Elvis lo inunda todo y segundos después su banda comienza a tocar al mismo tiempo que llegan los habituales aplausos del público con cada nuevo tema. A partir del segundo 12 los coros comienzan a hacerse algo más tangible. El piano revolotea por la melodía mientras la batería marca un ritmo estable pero acorde a nuestra tranquila velocidad de crucero. Hasta aquí todo es normal. En el segundo 35 aparece una nueva voz en forma de coro, mucho más agudo, mucho más protagonista, mucho más autónomo. Ahora que ya están sobre el tapiz todos los elementos es cuando la voz busca nuevos horizontes. Es ahora cuando Elvis Presley decide cambiar un verso de su canción, pero no sólo cambiará un verso, sin esperarlo cambiará toda la actuación para hacer de estos escasos dos minutos y medio algo único, histórico y por supuesto muy divertido.



Llegamos al segundo 44 y donde el verso decía “Do you gaze at your doorstep and picture me there” la improvisación le llevo a decir “Do you gaze at your bald head and wish you had hair”. Es decir, cambió la frase original que decía algo así como “Miraste hacia el umbral de tu puerta y me visualizaste” por un verso algo menos delicado: “Miraste hacia tu cabeza calva y deseaste tener pelo”.  Cuenta la leyenda que este cambio le sobrevino al ver la baldía cabellera de uno de sus espectadores. Desde este momento la canción cambia por completo debido a la total incapacidad para mantener la compostura de la voz principal. Pero lo que realmente hace de este tema algo único es el aguante y saber estar de todos los músicos que acompañaban a Elvis, incluido el agudo tono que conocimos en el segundo 35. Todo la construcción musical permanece estable y firme mientras el arquitecto se tambalea al frente de la representación. A partir del segundo 51 la risa se apodera de toda la narración y una y otra vez Elvis intenta retomar su faceta de líder con escaso éxito. Consigue enlazar palabras sueltas pero poco más. Su propio chiste le ha desmontado y sólo su banda mantiene el aplomo sonoro. En el 1'16'' consigue terminar un verso completo y eso, en vez de restablecer la coherencia, nos llevará al Punto de No Retorno. Ese verso rescatado del hundimiento dice “You know someone said that the world's a stage, and each must play a part” o lo que es lo mismo “Ya sabes, alguien dijo que el mundo es un escenario y que cada uno debe ocupar su puesto”. Este verso forma parte de la canción original pero ahora parece tomar un nuevo significado debido al cambio realizado anteriormente. El Punto de No Retorno es la sincera e imparable carcajada que Elvis emite en el 1:25. Ya no puede volver atrás y la profesionalidad incuestionable de la banda, con su penetrante coro, consiguen un escenario tan extraño, tan insólito, tan excepcional que hace que nos quedemos atrapados por dos risas, la de Elvis y la nuestra.

Rebasado el segundo minuto de canción Elvis Presley vuelve a hacer un intento de regreso al sendero de las estrofas. Pero no será hasta el 2'13'' cuando retome por completo la letra de la canción para terminar el tema junto a la banda que ha mantenido un saber estar lejos de toda duda. Desde ahora está canción ya nunca volverá a ser la misma, cada vez que asomen sus notas en cualquier lugar desearemos que sea esta divertida versión la que llegue hasta nuestros oídos. La original es estupenda pero esta consigue alegrarnos la vida. Melancolía versus pitorreo. 

viernes, 2 de noviembre de 2012

Palabras melosas 49. Celtas Cortos

"Y acurrucados el mundo es diferente 
calor humano y hambre que compartir 
y adormecidos y amontonados 
de esta trinchera no quiero salir"

Calida trinchera
Celtas Cortos

miércoles, 24 de octubre de 2012

A veces, elegir no es un problema


Van Morrison - If you love me


La Original versión de hoy nace y renace en la voz de Van Morrison. La primera vez que la interpretó fue para el disco The Healing Game, donde también se encontraba otra joya imprescindible. Esta canción hace de la sencillez virtud y con muy poco es capaz de construir un universo propio y perfecto. Un entorno armónico envidiable. El saxofón y una suave batería nos reciben en la entrada de la canción para hacernos pasar a la estancia principal donde los protagonistas serán tres: la voz inigualable de Van Morrison, unos coros perfectamente acompasados y unas notas de piano capaces de alterar nuestros sentidos. Nota a nota, tecla a tecla el piano ha conseguido coser nuestra atención a una melodía tan sencilla como pegadiza. El saxofón es un mero acompañante pero logra elaborar la consistencia que el tema necesita. 

Caminamos por ese tranquilo sendero hasta que llegamos al 1'13'' y la voz principal decide hacerse notar un poco más. La batería refuerza su sonido mientras que el piano sigue desplegando sus agudas notas por toda la canción. El ritmo ha cambiado ligeramente pero nuestro caminar continúa siendo más que placentero. En el 2'10'' necesitamos cerrar los ojos para saborear con todos sus matices un Punto de No Retorno brillante. La voz desaparece para hacerse cargo de la armónica. Los coros se asocian con ese nuevo instrumento, y durante casi un minuto consiguen evadirnos de cualquier realidad. Nuestros oídos están en sus manos y nosotros totalmente rendidos a su propuesta sonora. En el 3'06'' la voz principal retoma el relato para abordar el último tramo de canción. La construcción musical vuelve a sus orígenes pero el poso del Punto de No Retorno ha sido tan profundo que en el 3'59'' la armónica vuelve para hacernos caer de nuevo en su evocador sonido. La evasión mental vuelve a adueñarse de nosotros. Desde este punto hasta el final todos los participantes irán desarrollando los sonidos que hicieron de esta canción un lugar perfecto en el que asentarnos.



Van Morrison y B. B. King - If you love me

El gran, en todos los sentidos, B. B. King reunió a un grupo de amigos y compañeros de profesión para grabar un disco de duetos. Ese disco se llamó Deuces Wild y fue allí donde Van Morrison decidió reinterpretar una de sus canciones, realizando una Original versión. En esta canción los coros no aparecen por ningún lado, muchos instrumentos desaparecen y en su lugar surgen otros nuevos, e incluso algunos de ellos permanecen entre los protagonistas pero su trabajo e importancia cambia.


Esta vez el piano es el encargado de abrirnos la puerta, tras el se presenta un órgano y dos familias de cuerdas, primero los violines y después las cuerdas de una guitarra eléctrica con nombre propio. El piano ya no revolotea con sus notas por toda la canción, su función se ha transformado. En el segundo 32 surge la voz que nos guiará por todo el camino. Su tono respecto a la original ha cambiado, es mucho más potente, mucho más decidida. Sabe lo que quiere contar y lo hace sin miramientos. La ausencia del coro obliga a esa voz a ganar en presencia y poder. Su relato comienza y enseguida notamos que se adapta perfectamente a las variaciones que ha experimentado el tema. El entorno es mucho más jazzístico. El órgano eleva sus notas con facilidad, la notas de la guitarra se erigen casi como una voz secundaria, la batería se acaricia, no se golpea, los violines replican a la voz principal. Todos los sonidos son suaves como el terciopelo, la canción nos atrapa con una delicadeza absorbente.

En el 2'36'' B. B. King decide tomar el control absoluto hablando a través de su guitarra para conducirnos durante todo un minuto por la senda que construyen las cuerdas de su querida Lucille. Se trata de un Punto de No Retorno diferente porque no hay un momento álgido destacado, simplemente nos dejamos llevar por su calidez y por sus punteos decididos y certeros. La voz principal, y única, vuelve en el 3'36'' para cantarnos de un modo mucho más desgarrado, más sincero. El órgano, el piano, la batería e incluso la guitarra palidecen cuando los violines unen sus fuerzas para ganar notable intensidad y presencia a partir del 3'52''. Su fuerza está fuera de toda duda. En el 4'35'' surge la armónica del tema original para unirse a esta exquisita orquesta y acompañarnos en el último tramo del camino.

Cada una de las versiones posee una idiosincrasia única y bien diferenciada, una esencia irrepetible. Cualquiera de los dos temas propuestos puede conquistarnos sin problemas, la decisión es complicada. Lo que hace grande a los dos temas es que mientras disfrutas con los sonidos del primero no echas de menos ninguna de las propuestas del segundo y viceversa. Dos canciones gigantes, dos versiones brillantes. Difícil elección, ¿con cuál te quedas? 

miércoles, 17 de octubre de 2012

Palabras melosas 48. Cake


"I want a girl who gets up early
I want a girl who stays up late
I want a girl with uninterupted prosperity
Who used a machete to cut through red tape"



Short skirt long jacket
Cake

martes, 9 de octubre de 2012

Los problemas de la tristeza


Enrique Urquijo y Los Problemas – Desde que no nos vemos

La voz de Enrique Urquijo tuvo siempre un tono tan especial, tan diferente, tan único que era capaz de conseguir que la canción más alegre y luminosa regurgitara un cierto sabor amargo. Sus composiciones fueron únicas pero su voz las convertía en parajes solitarios sobre los que poder reflexionar. Lugares llenos de soledad para recorrer a media luz y sobre los que poder pensar en el mensaje que sus cuerdas vocales querían hacernos llegar. La melancolía se respira detrás de cada nota y florece en casi cualquier rincón de este fantástico disco. La tristeza está presente pero en ningún momento llega a ganar la batalla. Es nuestra compañera de viaje pero no nuestro objetivo.


El álbum se abre con la dualidad sonora y lírica que plantea Desde que no nos vemos. La letra está infectada de reproches, lamentos y alguna que otra queja pero la música permanece a salvo de todo lo que la voz relata. La melodía es alegre y en todo momento continúa en ese estado, navegando entre los avatares que relata las diferentes estrofas.


En Amor se escribe con llanto música y letra caminan de la mano para desarrollar toda la canción. Un ritmo tranquilo y acompasado se instala en toda la composición. El acordeón y los violines comienzan a dar muestras de la gran importancia que van a tener en todo el disco. Se dejaron ver en el primer tema pero es a partir de este segundo corte donde su sonidos evocadores empiezan a regalarnos las notas perfectas para complementar lo narrado. 



No quiero que me veas esta noche continúa regando las semillas plantadas en la canción previa. Seguimos con letras otoñales pero la música comienza a descubrir las primeras hojas de la primavera. En pleno florecimiento llega Aunque tú no lo sepas. Una obra maestra que se desarrolla entre tres tipos de cuerdas. Las guitarras, los violines y el puñado de agudas notas que desprende el piano para aunar a todas esas cuerdas que pueblan esta canción imprescindible. Una letra perfecta para degustar con calma que se quedará zurcida en nuestra mente gracias a las puntadas sonoras de la guitarra, el tacto sedoso de los violines y los trazos de color que despliegan sobre toda la creación las teclas del piano. Nos quedaremos Atrapados en la telaraña de cuerdas

Después de algo tan inmenso el grupo recurre a una versión para cambiar de aires: Ojala que te vaya bonito. El acordeón se hace dueño y señor de la composición para lograr una elegante interpretación.


Tu tristeza continúa explorando la dualidad entre música y letra. Esta última discurre por un camino mientras que la melodía intenta sacar a flote la alegría que en algún lugar, y escondida, transporta el texto. 


La séptima canción del álbum pertenece al disco Señora Azul  de Canovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán pero esta versión de Sólo pienso en ti logra cotas de creatividad inmensas. La soledad de la guitarra da paso a la voz de Enrique Urquijo y poco después el acordeón y una segunda voz convierten el sonido en un estado de ánimo diferente al del tema original pero con un derroche de calidad sonora apabullante. Demasiado tarde ahonda en el espíritu que deambula por todo el disco y Perla de Cristal nos sorprende con una pegadiza y rítmica polca donde nuestros pies serán incapaces de estarse quietos. No seguir el ritmo marcado durante toda la melodía es imposible. María la Portuguesa es otra versión que por momentos, muchos momentos, hace olvidar a la original de Carlos Cano. 


En Desordenada habitación se unen las voces de Enrique Urquijo y Antonio Vega junto a los sonidos que desprenden unos violines hipnóticos. El diálogo entre los tres convierten a este tema en otro de los puntos álgidos del disco. Continuará y Amanecí otra vez vuelven a insistir en todo lo expuesto con anterioridad pero es No digas que no el tema perfecto para resumir este gran disco. La melancolía florece desde los altavoces y nos quedamos enganchados a sus ramas sin poder, ni querer, bajarnos.






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