miércoles, 11 de mayo de 2011

Atrapados en la telaraña de cuerdas



Enrique Urquijo y los Problemas - Aunque tú no lo sepas



L
as primeras notas que se acercan a nuestros oídos provienen de una apacible guitarra. El dibujo de la melodía es casi imperceptible pero esas notas consiguen llamar nuestra atención. El instrumento de las seis cuerdas está siendo pellizcado para conseguir arrancarle los primeros sonidos. Quince segundos después la voz de Enrique Urquijo será la encargada de alterar nuestros sentidos. La profunda serenidad de su tono, su facilidad para relatar la melancolía, y sobretodo su inmensa capacidad para cautivar sin aspavientos son sólo algunos de sus característicos matices vocales. Logra toda la atención sin levantar la voz, con una facilidad pasmosa para transmitir una compleja sencillez.

G
uitarra y voz caminan de la mano en soledad desgranando los primeros versos de una inspirada letra hasta que en el segundo 51 comienza el goteo de notas del piano. La canción ha comenzado a evolucionar y ya nos tiene completamente atrapados. El ritmo pausado y el relato cautivador tienen la cadencia perfecta.  Las ideas siguen floreciendo. Pocos instantes después de la lluvia de notas del piano aparecen en escena los primeros sonidos de los violines. Surgen muy despacio pero poco a poco convierten su presencia en algo fundamental. Su arranque va tejiendo un entramado acolchado donde poder apoyar las notas del piano y los pellizcos que siguen brotando de la guitarra.


Hemos navegado hasta la mitad de la canción para descubrir que nuestro viaje está gobernado únicamente por instrumentos de cuerda. Guitarra, piano y violín son los solitarios acompañantes que ha buscado la voz para desarrollar toda la narración. Ésta continúa sin apenas paradas, sin coros que apoyen el texto, sin regalarnos ningún estribillo, sin solos de ningún instrumento y sin variar ni un ápice su modo de hacernos llegar sus ideas. En el 1'08'' el piano se expresa con un pequeño requiebro de notas y siguiendo su estela los violines subirán al puente de mando en el 1'32'' para destacar levemente en este viaje. Un viaje lleno de palabras atadas sin nudos por tres tipos de cuerdas. Tras el ligero protagonismo de los violines el tema encara su última estrofa. Todos los instrumentos comparten la misma importancia y la letra gana intensidad palabra a palabra.

C
ualquier estrofa de esta composición es tan sencilla como brillante y por eso necesitamos atesorar y recordar su esencia del mismo modo que queremos conservar en el paladar el recuerdo de un delicioso sabor. Después de numerosas joyas sonoras el sabor más delicado está reservado para el final del camino. El último verso consigue la frase más exquisita de toda la canción. Las palabras utilizadas son sencillas pero la interpretación de su significado convierte a esas últimas palabras en una dulce guinda. Un último regalo capaz de retener en nuestro paladar el espléndido sabor por más tiempo.

L
a canción ha concluido y su poso es enorme. No existe un Punto de No Retorno claro pero aunque tú no lo sepas los pellizcos de la guitarra, la primera aparición del piano y los sonidos de los violines han encendido con notas el mar de nuestros sentidos. Aunque tú no lo sepas las palabras nos decían tanto que ya surcan nuestros recuerdos. Aunque tú no lo sepas ya nunca dejaremos de navegar por este mar de cuerdas. Ahora ya lo sabes.  

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