martes, 25 de enero de 2011

Palabras melosas 10. Andrés Calamaro

"Quiero elegir del mapa
un lugar sin nombre a donde ir
será el lugar donde viva
lo que quede por vivir"

Donde manda marinero
Andrés Calamaro 

martes, 18 de enero de 2011

Una colorida paleta de notas

Don Mclean - Vincent (Starry starry night)



La canción comienza sin introducciones, directamente con la voz solista y una guitarra acompañando las preciosas palabras que relatan todo lo que sucede en La noche estrellada de Van Gogh. No es necesario mucho más, bella poesía y una ligera base instrumental para relatar unos sentimientos sencillos pero intensos. Poco a poco sobre el tapiz de esta melodía irán surgiendo las líneas y dibujos que convertirán la canción en algo único.





La voz es la encargada de ir dando pequeñas pero precisas pincela
das que ayudan a desarrollar todo el colorido del texto narrado. La guitarra que comenzó la melodía comienza a verse arropada en el segundo 40 con instrumentos algo más dulces que casi no tienen protagonismo pero ayudan a endulzar el rascado de cuerdas. Estos sonidos se quedan en un segundo plano casi de manera imperceptible y como si de las olas de una playa se tratase volverán a mojarnos los pies más adelante. La descripción del cuadro continúa preciosa y precisa. Al llegar el minuto 1'45'' aparecen los colores que harán de esta canción algo irrepetible. Esos colores los traen las notas que desprenden sobre el lienzo los violines. Por el momento aparecen casi como sin querer llamar la atención, como una pieza más de los elementos retratados. Esperando su momento. La voz que no cesa ni un solo momento también se va transformando añadiendo matices a su forma de cantar. La intensidad es mayor, lo narrado también.

Sobre el 2'21'' hay una ligerísima pausa musical previa al g
ran final que nos tiene reservada la canción. Es un momento de reflexión para valorar el camino recorrido, coger aire y preparar el cuerpo para el capítulo final. En esta pausa desaparece todo menos la narración y un par de notas que se escapan de entre las seis cuerdas. No hay instrumentos dulces, no hay violines, sólo los protagonistas del comienzo. Son sólo unos segundos pero necesarios para incrementar la atención. 

A
partir del 2'46'' vuelven a aparecer las notas y los sonidos que fueron dando forma al lienzo. Todos vuelven del mismo modo, es decir, despacio, tranquilos, sólo son acompañantes. Todos esos sonidos vuelven así, todos menos uno: los violines. Esta vez se hacen notar, llegan en el 3'06'' y enseguida reclaman todo el protagonismo. Queda poco tiempo y tienen que crecer rápidamente para eclosionar en el 3'22'' con un giro musical espectacular. Es un Punto de No Retorno tan brillante que es increíble que pueda existir algo tan bueno en tan poco tiempo. Parece que se van a quedar en meros acompañantes, que van a volver a desaparecer, pero no, de repente todo cambia y la voz, sin perder protagonismo, se queda en un segundo plano y los violines pasan a un destacado primer término. La noche ha llegado al cielo y el color explota sobre el cuadro. Las estrellas ya pueden brillar con todo su esplendor mientras el pueblo que habita en la ladera de la montaña descansa protegido por tanta belleza. El espectáculo es irrepetible. 

jueves, 13 de enero de 2011

Palabras melosas 9. Siniestro Total

"Sonríe cuando te vayas a fosilizar
Que no piensen luego que lo has pasado mal"


Pueblos del mundo, extinguíos
Siniestro Total

miércoles, 5 de enero de 2011

Sencillez embaucadora

The Beatles - I’ll follow the sun



Esta pequeña banda de Liverpool, conocida como The Beatles, es uno de mis grupos favoritos y sin embargo todavía no habían asomado la cabeza por estos lares. Los motivos son variados pero sin duda el más importante es la difícil apuesta que supone elegir uno de sus temas y desestimar otros. Su capacidad creativa está fuera de toda duda y por eso quería que la primera canción que eligiera de ellos aportara algo especial. De ahí que I’ll follow the sun sea la melodía encargada de inaugurar una nueva sección, una sección para disfrutar de la música sin demasiados análisis. A partir de ahora temas como este se van a agrupar dentro del apartado Canciones Pasajeras.


I’ll follow the sun es el cuarto corte del album “Beatles for Sale” de 1964. Sus armas para engancharnos son fundamentalmente dos: guitarras y voces. La percusión está presente pero su presencia está más cerca del trabajo de un metrónomo que de su habitual función rítmica. La canción comienza con las guitarras marcando la senda a seguir y poco después la voces de McCartney y Lennon se van entrelazando del mismo modo que realizaron las guitarras en los primeros instantes. Ya está. Se puede decir que eso es todo. Ese mundo sonoro ya está construido y tan solo tenemos que dejarnos llevar por su pegadiza melodía, por su falta de mayores pretensiones. Este tema no las necesita. Es música sencilla, directa y con una capacidad para engancharnos aplastante. Sencillez melódica inmediata. La canción sigue avanzando establecida en su efectiva practicidad. No hay requiebros llamativos y todo transcurre con sencillez. Hace rato que estamos seducidos. En el primer segundo del primer minuto aparece la única variación de todo el tema. Se trata de un solo de guitarra tan discreto como humilde, tan breve como disciplinado. Siete segundos después la canción continúa por el camino que ya conocíamos y así será hasta que las notas terminen desapareciendo. No hay nada más que destacar. Sólo tenemos que dejarnos llevar por la melodía, disfrutar del viaje y en cuanto concluya volver a buscar el sol para continuar siguiéndolo. Un minuto y cuarenta y siete segundos han sido más que suficientes para engancharnos para siempre a una simple letra y a una sencillísima melodía. La magia de la música a veces es así. Menos es más.  

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