martes, 13 de enero de 2015

Listos para ocupar cuatro sillones de la RAE


Canovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán – Señora Azul

Si a cualquier canción de este Disco redondo le suprimiéramos los acordes, las melodías, los instrumentos, es decir, toda la música, seguiría siendo una obra magistral. Sus virtudes son muchas, muchísimas, pero sin duda su contenido es lo más impactante de todas las maravillas que encierran estos 11 temas.



Es realmente difícil encontrar en el ámbito musical alguien capaz de usar las palabras que usan estos cantantes sin sonar grandilocuentes, falsos o postizos. Su uso del diccionario es magnífico y demuestran que se pueden construir grandes temas sin recurrir a las rimas fáciles, los versos previsibles y los títulos vacíos listos para oídos poco exigentes. No buscan los lugares más recónditos del diccionario de la RAE, simplemente lo utilizan de forma natural. Es ahí, en la naturalidad, donde sus canciones ganan nuestro interés. Términos tan poco habituales en la música como mezquindad, olímpico desdén, mercader, engendró, liturgia, doncella, usura, detentar o cátedra son capaces de exponer toda su sonoridad sin que nuestro oído se altere. El contenido es brillante, pero el continente tampoco se aleja de la excelencia. La música que elaboran para dar a conocer sus versos se encuentra a la misma altura que sus textos. Canciones llenas de pegadizas melodías y que a las primeras escuchas son capaces de quedarse en nuestra memoria. 


El disco se abre con Carrusel un tema que incluye las notas de un sintetizador que nos transporta a la fecha de su composición,  mediados de los años 70. El juego de voces que desarrolla el coro va y viene durante toda la canción y los metales podrían recorrer sin problemas el sendero marcado por una tal Penny Lane


La segunda canción es la capilla Sixtina de este disco. Sólo pienso en ti es un tema perfecto de principio a fin. Todos los instrumentos de cuerda crean un paisaje maravilloso donde el piano es el encargado de enseñarnos la luz del camino sobre el que la voz desarrollará una letra tan sencilla como sincera. Los violines harán el resto para que nunca podamos alejarnos de esta composición precisa, perfecta y exacta. El Río es el intervalo necesario tras una obra maestra para llegar a Don Samuel Jazmín


Este último es un tema curioso en su letra y divertido en sus notas. Se puede decir que es, tanto por su inicio como por su contenido, el Money de Pink Floyd pero a nivel nacional. El disco sigue avanzando y recorremos los parajes delicados con Si pudieras ver, cambiamos el ritmo para decir las cosas claras y a la cara con Nuestro problema, para poco después encontrarnos Buscando una solución. Tres temas con muchos puntos en común pero con una forma de desarrollo completamente distinta. Supremo director rompe con lo anterior y trae algo más de rock para compensar los diferentes ritmos que hemos escuchado en todo el disco. María y Amaranta vuelve a bajar el ritmo para que nos fijemos en su letra y para convertirse en el preludio de los dos últimos temas del album. 


El penúltimo es El vividor y se trata de una canción rápida en su música y vertiginosa en los acontecimientos que narra la letra. Pegadiza desde su primera escucha y con un sonido cercano al country que consigue engatusarnos sin mucho esfuerzo. Los coros, las guitarras y la armónica consiguen enrolarlos en la vida y aventuras del protagonista con una facilidad pasmosa.


El disco se cierra con Señora Azul, un tema con dobles lecturas más que evidentes y donde el juego de coros y cambios de voces consigue elevar todo el disco a cotas muy altas. 

Una obra de arte de principio a fin que merece ser escuchada y admirada. La música, las letras y los juegos vocales del grupo hacen de este disco un verdadero Disco Redondo. Una creación para escuchar con atención en todos sus aspectos.  

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