Pink Floyd - Wish you were here
Encendemos la radio y vamos oyendo lo que emiten diferentes
emisoras. La rueda de sintonización sigue girando y escuchamos diálogos, los
sonidos armónicos de una orquesta y
finalmente detenemos el dial en la frecuencia que comienza emitir las primeras
notas de una guitarra. El audio no es limpio, contiene los trazos sonoros que
deja la aguja sobre el vinilo mientras este gira. La melodía desgranada es
sencilla y logra que no volvamos a girar el dial en busca de alguna otra
emisora. Queremos conocer más esta canción.
Justo antes de cruzar la frontera del primer minuto surge
la guitarra que nos mostrará la melodía principal en todo su esplendor. El
sonido es mucho más limpio, más directo y fundamentalmente mucho más cercano. El
tema ya se ha puesto en marcha. En el 1'30'' la guitarra deja a un lado sus
punteos para dejar paso a la voz encargada de la narración. Durante más de
treinta segundos voz y guitarra caminan juntos sin la necesidad de más
acompañantes. Lo importante es lo narrado y no necesitan adornos o
distracciones musicales. En el 2'04'' la percusión hace su aparición y con ella
más instrumentos capaces de hacernos valorar la sencillez y proximidad de lo
escuchado hasta ahora. Las notas del piano se dejan oír de vez en cuando para
aumentar el ámbito sonoro.
En el 2'39'' la guitarra vuelve a desgranar su selección de
notas para recordarnos como empezó todo. La melodía es perfecta y logra que nos
dejemos llevar por su enriquecedor sonido, pero algo ha cambiado. Las cinco
cuerdas cuentan con un inesperado acompañante. La voz principal emprende su
propia melodía secundando a la guitarra y tarareando las notas en un tono más
agudo. Ese alarde vocal se quedará impregnado en nuestro cerebro y será uno de
los principales motivos para volver a escuchar esta canción una y otra vez. Ese
alarde, y el Punto de No Retorno que se produce inmediatamente después con la
explosión que produce el nombre del tema. Estamos en el 3'16'' y la canción nos
explica cual es el motivo principal de esta creación, el mensaje que pretende
transmitir no puede ser más sincero y directo: Wish you were here, Ojalá estuvieras aquí. Esa es la idea y ese es
el remate idóneo para una estructura y construcción musical tan sencilla como
pegadiza.
En el 3'49'' la guitarra apoyada sobre un órgano vuelve a
repetirnos una y otra vez las notas que hace algunos minutos encontramos
casualmente en un escondido dial de la radio. Esas notas poseen un magnetismo
especial y logran hacernos revivir mentalmente lo escuchado previamente sin la
necesidad de volver a reproducirlo. Desde el 4'27'' la voz retorna para volver
a realizar agudos punteos vocales sobre la melodía establecida. Es una forma
perfecta para volver a degustar esas notas tan especiales. Una melodía que
podría repetirse una y otra vez sin encontrar nunca su fin. Para evitar
interrumpir la melodía a partir del quinto minuto el viento comienza a soplar
cada vez más fuerte como queriéndose llevar la señal que llega hasta nuestra
radio y de ese modo conseguir dos cosas, primero diluir la canción de los
altavoces y segundo activar en nuestro recuerdo el tema. La canción ya está en
nuestra memoria y ese sonido de viento evitará un final brusco e innecesario.
Las notas ya forman parte de nosotros.
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