martes, 20 de noviembre de 2012

Sube a mi coche y no mires atrás


Bruce Springsteen and The E Street Band - Thunder Road

¿Qué hago aquí? ¿Por qué no me largo de aquí a algún sitio mejor? ¿Es esto lo que realmente necesito o me merezco? Si alguna vez te has preguntado esto en el trabajo, en tu día a día, o en cualquier otro momento de tu vida esta es tu canción. Prepara las maletas. 


Las primeras notas que se escuchan en esta canción proceden de una armónica y un piano que brotan de la nada. Aparecen como en mitad de la oscuridad como el sol que surge en lo que hasta hace unos instantes era noche cerrada. Los sonidos que emergen de la armónica se estiran en el aire como intentando desperezarse de su inactividad previa mientras que el piano comienza a dar los primeros pasos algo más estables. La teclas presionadas despliegan un abanico de notas que ganan firmeza y velocidad conforme se aventura la llegada de la voz principal. Esto sucede en el segundo 19 justo después de que el único instrumento de viento que nos acompañaba desaparezca para dejar vía libre a la protagonista de toda la composición: su historia. Esta canción es toda una historia. Todo un relato lleno de sinceridad en el que las palabras y pensamientos surgen sin apenas dejar espacio a los instrumentos musicales. No es que los instrumentos no tengan protagonismo en la melodía sino que la musicalidad de las palabras, y la forma de narrar el texto, crearán el caldo de cultivo perfecto para sigamos a una voz no demasiado brillante pero eficaz en su cometido como guía. Los instrumentos que dejan notar su presencia lo hacen sin llamar demasiado la atención y siempre manteniéndose en segundo plano. Sus sonidos son importantes pero se mantienen como un apoyo la inmensa mayoría del tiempo. Hay mucho que contar y es necesario despejar el mayor número de impedimentos que puedan distraer la atención del oyente.

Desde que Bruce Springsteen comienza a cantar sólo el piano sigue su estela. Durante casi un minuto estos dos viajeros solitarios serán los encargados de todos los sonidos del tema. El piano se dedica a hacer todas las variaciones que considera oportunas pero siempre permaneciendo tras la voz principal. En el 1'11'' se unen al viaje la percusión y las guitarras que rápidamente entienden su cometido y desde el primer instante ocupan su lugar en la segunda línea junto al piano. El relato sigue invariable su desarrollo, sin un solo alto en el camino. En el 1'42'' la carretera del trueno conoce a los últimos viandantes que se animan a recorrerla. La llegada del coro coincide con el pequeño paso al frente que realiza la batería para marcar un ritmo mucho más decidido. La intensidad de la canción poco a poco comienza a crecer.



Tras el redoble de batería del 2'09'' aparece por primera vez, y única, el estribillo que da nombre al tema. Es un estribillo que no se volverá a repetir y que como el resto de párrafos atraviesa a toda velocidad la canción. Es un ligera variación de lo narrado hasta ese momento pero no hay tiempo para detenerse sobre él. Llega, se escucha y del mismo modo se esfuma ante nosotros.

A partir del 2'38'' el tema sigue huyendo hacia delante sin mirar atrás. Justo en ese instante se produce un guiño entre la guitarra y la voz principal. Springsteen explica que ha aprendido como hacer que su guitarra “hable” y esta se destaca sobre el fondo con unas breves notas en primer término.

Nuestra meta se encuentra más cerca y la intensidad ya se ha colado en todos los rincones de la canción. La voz principal comienza a desgranar sus últimos versos, sus últimas palabras hacia la persona que quiere convencer desde que sonaron las primeras notas. En el 3'37'' una guitarra se destaca levemente para decirle a Mary que se suba con él en el coche y en el 3'40'' es el piano el que se deja notar para recalcar las últimas dos frases de la canción. La realidad y la verdadera razón de todo lo contado hasta aquí: It’s a town full of losers, and I’m pulling out of here to win o lo que es lo mismo: “Esta es una ciudad llena de perdedores y necesito huir de aquí para poder ganar”. Esas dos frases son para mi el Punto de No Retorno perfecto de esta canción. Descubrir el motivo de la huida hace que nos quedemos enganchados a toda la composición, a lo narrado y a nuestras ganas de comenzar el viaje ahora que conocemos su anhelo.

Ahora que ya se ha desvelado la idea que quería transmitir todo el tema, ahora que la narración ha llegado a su fin, ahora que toda la construcción gramatical ha concluido, ahora y sólo ahora, la voz deja paso a sus acompañantes instrumentales para que ocupen el vacío dejado por ella. Ha llegado el momento de la batería, las guitarras, el saxofón, el retorno de la armónica y por encima de todos las notas del piano que nos acompañaron desde el principio. Por fin todos ellos consiguen escalar hasta la parte frontal del escenario para desarrollar todos sus sonidos sin reservas. El viaje ya ha concluido, o quizás no ha hecho más que comenzar. ¿Quieres subir?

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