jueves, 25 de noviembre de 2010

El instrumento del alma

Sam Cooke - A Change is gonna come



El comienzo del tema parece compuesto de manera específica para ambientar el instante previo al beso que los protagonistas de cualquier película llevaban esperando todo un metraje. Después del beso aparece el instrumento que protagoniza toda la canción, un instrumento irrepetible por su calidad y su perfecto afinamiento: la voz de Sam Cooke. Van Morrison dijo en una ocasión, en referencia a él, que para cantar había que hacerlo desde la parte más profunda del alma, si esto no sucedía el artista no merecía la pena. Por eso nuestro protagonista es tan grande, es todo alma, puro Soul. El resto de instrumentos mortales se limita a cortejar al principal. La batería acompaña y marca el paso mientras que los violines y metales proporcionan un colchón precioso, pero no protagonista, donde el solista puede desarrollar de un modo mucho más potente y elegante todos los matices que generan sus cuerdas vocales. La canción es un paseo, durante el cual todos los sonidos caminan de la mano guiados por la única melodía que podremos recordar. He ahí su brillantez. Lo que en cualquier otra canción sería fácilmente tarareable en este tema es sólo un buen revestimiento que en ningún instante pretende desplegar un ápice de protagonismo sobre el resto de ingredientes orquestales. La voz es la reina, la voz manda y dibuja el trazo exacto sobre el camino de la modulación sonora.


Toda esta dulce armonía musical sólo se ve invadida por la pequeña batalla que plantean los metales en el 1'23'' y más tarde en el 2'30''. Estas trompetas son las encargadas de enseñarnos que en nuestro paseo también existen curvas, por eso cada vez que desaparecen de la canción el sendero es mucho más llevadero y el horizonte parece mostrase más diáfano frente a nosotros. Justo después de enmudecer los instrumentos de viento es cuando la voz se escucha con más claridad, se la puede escuchar casi en soledad. La voz es capaz de crear un
Punto de No Retorno por si misma, sin necesitar nada más para capturarnos. Son unos pocos segundos pero es suficiente tiempo para retomar el camino emprendido e invitar de nuevo a todos los acompañantes que iniciaron la travesía.

La canción se desarrolla emparedada entre dos grandes momentos orquestales protagonizados por los violines. No existen solos musicales a mitad de camino. Únicamente al principio y al final hay espacio para que suenen los instrumentos sin la voz que hace de estos escasos tres minutos una obra magnífica. Existe una historia que contar y no se puede desperdiciar ni un instante del relato en artificios. Antes y después puede ser, pero durante no. De hecho, los paréntesis que contienen el relato podrían
considerarse como las tapas del libro que leemos o los créditos entre los que se encaja cualquier película.

El tema finaliza recordando el modo cinematográfico con el que empezó. La trama ha concluido, los protagonistas son felices y la historia se cierra. La traducción a notas musicales de todo esto se produce con una elegante subida de violines con final en alto. Sólo falta un cartel donde podamos leer ‘
The End

martes, 9 de noviembre de 2010

Palabras melosas 5. Rise Against

"He said, son, have you seen the world?
Well, What would you say
If I said that you could?"

Hero of war
Rise Against

jueves, 28 de octubre de 2010

Solemnidad sonora

Van Morrison - The Healing Game

The healing game es una obra de arte de principio a fin. Se trata de una de esas canciones en las que es facilísimo quedar atrapado por una innumerable cantidad de buenas ideas y una ejecución musical aún mejor. Poco a poco se van sumando elementos para lograr un evolución increíble.


El tema comienza con un solitario pero solemne órgano Ham
mond que inunda toda la estancia. Su sonido es el encargado de avisar al afortunado oyente de que está a punto de asistir a algo único, casi místico. Quince segundos después aparece en escena el maestro de la ceremonia quién, más hablando que cantando, y como si de un sermón épico se tratara comienza a relatarnos los primeros versos. Su voz hace que el organo palidezca y ocupe su lugar de acompañamiento. Hemos llegado al segundo 46 y acaba de incorporarse a esta reunión, con paso lento, una batería que ayuda a marcar un poco los pasos del camino. Su función parece más cercana a la de un metrónomo que nos ayuda a seguir el ritmo. Su utilidad como instrumento de percusión aún no es necesaria. En el 1'17'' la canción llega a su Punto de No Retorno con la aparición de una segunda voz, más instrumentos y las teclas de un piano golpeadas como por gotas de lluvia. La canción nos ha capturado y no ha sido necesario ningún malabarismo musical. Su despliegue instrumental aún no es muy numeroso pero ya no podemos escapar.

























Una vez que nuestros sentidos han sido capturados comenzamos a disfrutar sin reservas. En el 1'45'' la batería se pone en marcha tras casi dos minutos de canción para dar la bienvenida a un saxofón capaz de desprender notas hipnóticas. Su sonido es único y tras él escuchamos como las gotas de lluvia siguen cayendo en el orden correcto sobre las teclas del piano. Este brillante saxofón nos deja en el lugar exacto, 2'34'', para ver como el coro se pone en pie y pide ser admitido en este relato musical. En el 2'48'' El coro es admitido y se une a la voz principal para ser respaldados por la segunda voz primigenia. Junto a todo el grupo avanzan los segundos hasta que llegamos al 3'34'' donde nuestros acompañantes se ponen en pie para comenzar a solicitar su momento de protagonismo. Cada instrumento es capaz de desplegar su propia esencia. Desde el 4'03'' la parroquia musical al completo comienza a desarrollar toda su fuerza y llega un momento en el que las voces se convierten en la parte musical y los instrumentos parecen tomar la iniciativa de la letra con diferentes variaciones perfectamente ajustadas entre ellos. Minuto y medio de éxtasis orquestal que concluye cuando la batería decide cerrar la puerta de la interpretación con un portazo de tambores. La canción ha concluido y es tiempo para la meditación.

miércoles, 13 de octubre de 2010

Palabras melosas 4. Los Secretos

"Ya no persigo sueños rotos
Los he cosido con el hilo de tus ojos
Y te he cantado al son de acordes aún no inventados"

Pero a tu lado
Los Secretos

viernes, 1 de octubre de 2010

Establecidos en el placentero caos

Extremoduro - La ley innata

Desde la primera escucha de este disco sus canciones tienen algo, no engancha desde el primer instante pero deja un sabor especial que hace que volvamos a él para intentar paladear de nuevo sus notas y encontrar que se esconde bajo sus sonidos. Tras un par más de escuchas quizás seguimos sin descubrir de manera nítida donde se esconde la magia de las composiciones pero para entonces, y sin habernos dado cuenta, estaremos completamente imbuidos por toda la obra.



Este disco consigue sonar mejor cada vez que lo escuchamos y la poesía que se desliza entre sus melodías es capaz de tatuarnos diferentes estrofas sobre nuestro cuerpo gracias a la fuerza de sus palabras. Lo primero que llama la atención es el formato del disco. No se trata de canciones sueltas unidas por una idea común sino que es una gran idea desarrollada durante más de cuarenta y cinco minutos que se divide en varios movimientos como si de una obra clásica se tratara. La intensidad es enorme en todo momento e incluso los momentos más tranquilos son potentes en sus sonidos y sus letras. Estas no destacan por su gran poesía pero logran llamar nuestra atención con fragmentos tan acertados y penetrantes como este "se rompió la cadena que ataba el reloj a las horas" "A tu lado he perdido la ambición", "Busco un mundo mejor y escarbo en un cajón por si aparece entre mis cosas" o "Necesito saber de donde sale el sol y de que se esconde".

 
La obra comienza con una Dulce introducción al caos seguida de cuatro movimientos basados en esa apertura y finaliza con una coda flamenca. La idea desarrollada se reescribe una y otra vez con diferentes tempos y acompañada por diferentes modos de lectura. Los sonidos amables y suaves de las guitarras son los encargados de presentarnos las primeras melodías pero poco a poco conforme vamos descubriendo los siguientes movimientos, y con una cadencia perfecta, van surgiendo muchos más instrumentos. Los violines poco a poco toman protagonismo y los sonidos de viento también hacen acto de presencia para desarrollarse dentro de una obra que destaca por andar y desandar un camino de ida y vuelta. La intensidad sigue creciendo con las diferentes evoluciones de los movimientos y explota con toda su crudeza en el tercer movimiento no sin antes regalarnos la presencia de unas trompetas con fuerte acento mexicano en el último tramo del segundo peldaño de la composición. El tercer acto es el más violento de todos, es aquí donde las guitarras toman el control absoluto sobre la situación. En esta parte de la obra no hay sitio para piruetas orquestales y la música se convierte en una tormenta cuyos truenos y relámpagos son generados por las guitarras, la batería, el bajo y una única voz que se suma como un instrumento más para gritar todo lo que lleva en su interior. Tras el rock tormentoso llega la calma del cuarto movimiento que nos ayuda a disfrutar de un ritmo más lento y nos invita a reflexionar sobre el camino recorrido. La tormenta ha dejado sedimentos guitarreros pero se ha llevado por delante toda la percusión que necesitará unos minutos para volver a incorporarse a la senda que marca el tema principal. El disco se cierra con una curiosa coda flamenca que aunque ajena a todo lo anterior guarda en su interior algunos de los sabores de lo escuchado previamente, el eco permanece. Caos exquisito.

martes, 14 de septiembre de 2010

Palabras melosas 3. Elton John


"And I thank the Lord for the people I have found,
I thank the Lord for the people I have found"


Mona Lisa and mad hatters
Elton John

sábado, 11 de septiembre de 2010

Solitariamente acompañados

Love - Alone again or

Si esta gran canción fuera una obra teatral podríamos decir que su estructura se divide en diferentes actos. Cada partición es muy similar al resto pero siempre con elementos diferentes y distintivos. Está dividida en cuatro compartimentos semejantes cuyo motor de arranque en todos ellos es siempre la batería.



La bienvenida a la obra nos la da un instrumento de cuerda. El primer acto surge con una tímida guitarra que casi aparece como no queriendo molestar y poco a poco va ganando intensidad hasta que la percusión parece darle permiso a toda la canción para arrancar definitivamente en el segundo 20. Es el momento de añadirle contenido a la música y para ello surgen varias voces dobladas unas sobre otras. La guitarra que nos recibió en nuestra primera mirada al escenario ha cambiado su melodía y se desarrolla bajo el techo de las voces recién llegadas. En ese mismo segundo, tras las voces y la guitarra, han aparecido nuevos actores en forma de violines. Su presencia parece inapreciable pero poco a poco su importancia pasará de secundaria a coprotagonista de toda la acción. En el segundo 40 se exterioriza la primera incursión de una trompeta. Es una aparición mínima pero suficiente como para saber que se encuentra sobre el escenario.


Tras esto concluye el primer acto y la escena vuelve a su decorado inicial dejando sobre la estancia la presencia solitaria de la tímida guitarra primigenia. Se repite la estructura y de nuevo las seis cuerdas desarrollan un pequeño monólogo. Hasta el 1'04'' se repite la misma organización inicial y la guitarra elabora un lenguaje casi acústico que se ve roto de nuevo por la llegada de las voces y la batería. Y como si de un espejo encargado de reflejar situaciones ya vividas previamente se tratase, los interpretes se alinean para repetir los sonidos del primer acto con algunas ligeras variaciones. En este segundo acto el violín necesita y pide más protagonismo. Sus notas comienzan a perder la timidez y nos es mucho más fácil localizarlas sobre las tablas.

En el 1'29'' comienza el tercer acto que será el que lleve la canción hasta las cotas más elevadas y con ello al Punto de No Retorno. La estructura una vez más se repite pero en está ocasión la ruptura de batería en el 1'47'' dará paso a un potente diálogo entre una majestuosa trompeta y un elegante pero poderoso grupo de violines. Ha llegado el momento culminante de la obra, ellos son los protagonistas inapelables y es el momento de desplegar sobre nuestros oídos sus mejores interpretaciones. Son pocos segundos pero tan intensos que la canción se queda para siempre en la memoria gracias a lo que sucede desde el minuto 1'47'' al 2'12''

En el 2'13'' comienza el cuarto y último acto. Se recupera la calma con la que comienza cada fragmento para presentar de nuevo a todos los integrantes de la obra. Vuelven las cuerdas rasgadas de la guitarra hasta llegar al 2'31'' donde se ponen en acción los protagonistas por última vez tras un nuevo golpe de la percusión. La arquitectura sonora es casi idéntica a la desplegada en la segunda parte de la obra. A partir del 2'55'' el escenario se queda casi en penumbra para que pueda empezar a despedirse aquella guitarra cuyas tímidas notas dieron forma a esta estupenda construcción musical. Es el epílogo perfecto para cerrar esta parcelada armonía.

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