sábado, 11 de septiembre de 2010

Solitariamente acompañados

Love - Alone again or

Si esta gran canción fuera una obra teatral podríamos decir que su estructura se divide en diferentes actos. Cada partición es muy similar al resto pero siempre con elementos diferentes y distintivos. Está dividida en cuatro compartimentos semejantes cuyo motor de arranque en todos ellos es siempre la batería.



La bienvenida a la obra nos la da un instrumento de cuerda. El primer acto surge con una tímida guitarra que casi aparece como no queriendo molestar y poco a poco va ganando intensidad hasta que la percusión parece darle permiso a toda la canción para arrancar definitivamente en el segundo 20. Es el momento de añadirle contenido a la música y para ello surgen varias voces dobladas unas sobre otras. La guitarra que nos recibió en nuestra primera mirada al escenario ha cambiado su melodía y se desarrolla bajo el techo de las voces recién llegadas. En ese mismo segundo, tras las voces y la guitarra, han aparecido nuevos actores en forma de violines. Su presencia parece inapreciable pero poco a poco su importancia pasará de secundaria a coprotagonista de toda la acción. En el segundo 40 se exterioriza la primera incursión de una trompeta. Es una aparición mínima pero suficiente como para saber que se encuentra sobre el escenario.


Tras esto concluye el primer acto y la escena vuelve a su decorado inicial dejando sobre la estancia la presencia solitaria de la tímida guitarra primigenia. Se repite la estructura y de nuevo las seis cuerdas desarrollan un pequeño monólogo. Hasta el 1'04'' se repite la misma organización inicial y la guitarra elabora un lenguaje casi acústico que se ve roto de nuevo por la llegada de las voces y la batería. Y como si de un espejo encargado de reflejar situaciones ya vividas previamente se tratase, los interpretes se alinean para repetir los sonidos del primer acto con algunas ligeras variaciones. En este segundo acto el violín necesita y pide más protagonismo. Sus notas comienzan a perder la timidez y nos es mucho más fácil localizarlas sobre las tablas.

En el 1'29'' comienza el tercer acto que será el que lleve la canción hasta las cotas más elevadas y con ello al Punto de No Retorno. La estructura una vez más se repite pero en está ocasión la ruptura de batería en el 1'47'' dará paso a un potente diálogo entre una majestuosa trompeta y un elegante pero poderoso grupo de violines. Ha llegado el momento culminante de la obra, ellos son los protagonistas inapelables y es el momento de desplegar sobre nuestros oídos sus mejores interpretaciones. Son pocos segundos pero tan intensos que la canción se queda para siempre en la memoria gracias a lo que sucede desde el minuto 1'47'' al 2'12''

En el 2'13'' comienza el cuarto y último acto. Se recupera la calma con la que comienza cada fragmento para presentar de nuevo a todos los integrantes de la obra. Vuelven las cuerdas rasgadas de la guitarra hasta llegar al 2'31'' donde se ponen en acción los protagonistas por última vez tras un nuevo golpe de la percusión. La arquitectura sonora es casi idéntica a la desplegada en la segunda parte de la obra. A partir del 2'55'' el escenario se queda casi en penumbra para que pueda empezar a despedirse aquella guitarra cuyas tímidas notas dieron forma a esta estupenda construcción musical. Es el epílogo perfecto para cerrar esta parcelada armonía.

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