martes, 1 de noviembre de 2011

Un desayuno supervitaminado



Supertramp – Breakfast in America




Este Disco Redondo es uno de esos álbumes que todo el mundo debería tener en su colección musical por muchas y diversas razones. El principal motivo, y causante de todo lo demás, es sin duda la enorme creatividad melódica de los integrantes de la banda. Desde la primera escucha de este disco la música consigue embarcarnos en un agradable viaje por diferentes aspectos sonoros de gran interés. Rick Davies y Roger Hodgson son el referente de la banda. Las cabezas visibles en lo que a composición, letras y voces se refiere. Su universo sonoro es fácilmente identificable y la aguda y peculiar voz de Hodgson no hace más que remarcar su singular cosmos.


El álbum surge desde el silencio. Poco a poco comienzan a llegar hasta nuestros oídos las primeras notas de Gone Hollywood. Aunque el constante piano que suena durante todo el tema intente disimular la esencia de esta canción el tema transporta en su interior un claro desarrollo rock. Es un rock contenido que sólo surge en pequeñas entregas al principio del tema y poco a poco va avanzando hasta reconquistar el espacio ganado por el piano y el saxofón hacia la mitad de la melodía. Tras los teclados late un ritmo rock que se funde con la elegancia del resto de instrumentos.


La llegada de la “canción lógica” hace que el disco gane enteros con sólo escuchar sus primeros compases. The Logical Song es un tema rotundo de principio a fin, con interesantes variaciones y una explosión musical tremenda gracias a un saxofón abrumador que marcará para siempre esta composición. Tras un tema tan perfecto la siguiente canción sufre el riesgo de perecer en el intento de continuar su estela pero Goodbye Stranger no sólo no perece sino que inunda todo con su enorme calidad. Una canción que necesita su propio espacio.  


Es capaz de subir aún más la calidad del disco con unos cuantos cambios vocales realmente soberbios. El cuarto corte es el encargado de prestar su título para nombrar todo el disco. La cadencia que desprenden las primeras notas del piano serán las protagonistas de toda la canción y se encargarán de atraparnos de un modo definitivo en este álbum. Saxofón, tuba y trombón navegan por las melodías de este tema creando una atmosfera única. Los teclados son los protagonistas de Oh Darling. El quinto tema es una buena canción pero tras los temas previos era inevitable bajar un poco el nivel de excelencia. La canción nos sirve para crear un puente que nos acerque hasta el sendero que comienza con Take the long way home.


Los primeros segundos se hacen un poco interminables pero desde el momento que una armónica derrama sus notas sobre nuestros oídos todo el tema comienza a caminar y ya no podemos escapar de su innegable atractivo. Lord is it mine es un tema mucho más sencillo, más intimista. Es fácil dejarse llevar por él. Just another nervous wreck intenta salir de esa tranquilidad con algo más de movimiento y desde luego lo consigue. El tempo cambia con la llegada de Casual conversations. Vuelve la tranquilidad, vuelven los sonidos más tranquilos, los teclados y el saxofón disminuyen su velocidad para mecernos en un ritmo hipnótico mientras que el relato avanza sin prisa por terminar. El álbum se cierra con el tema más largo de todo esta creación. Child of vision se extiende hasta casi los siete minutos y medio y sin duda es el tema con más tintes jazzísticos. El piano consigue centrar toda la atención sobre él durante prácticamente la mitad del tema para poder desarrollar sus diversos cambios sobre la melodía principal. 


El disco empezó dejándose llevar por el rock y diez canciones después algunos brotes de jazz han florecido sobre la música de este grupo fundamental.   Un grupo elegante y creativo que fue capaz de crear un universo propio con un gusto tan refinado y distinguido como la calidad de su composiciones.  

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