miércoles, 30 de marzo de 2011

Masaje para cuerdas

Shigeru Umebayashi - Yumeji's Theme (In the Mood For Love)





Ya hemos comentado en alguna ocasión como los sonidos cambian las imágenes y del mismo modo como las imágenes consiguen modificar nuestra percepción sonora. Se trata de mundos paralelos que en multitud de ocasiones caminan juntos y ambos salen beneficiados. La canción de hoy esta relacionada con todas estas ideas porque surge de la banda sonora de una película proveniente de Hong Kong: Deseando amar. También conocida como In the mood of love, de ahí que normalmente se asocie el título del tema con su nombre en inglés. 





Las primeras notas que escuchamos consiguen engancharnos nada más comenzar el tema. La cadencia presentada por los chelos nos hace caer rápidamente en su vaivén. Todavía no podemos intuir ninguna melodía y sin embargo ya nos encontramos acurrucados entre los brazos de esas notas. Tan solo han transcurrido diez segundos. En el segundo once surge la melodía a lomos de un violín sigilosam
ente atronador. Esa dulzura, esa suavidad, se apodera de todos nuestros sentidos y no tenemos más remedio que dejarnos llevar. Estamos siendo guiados por los movimientos que el arco hace sobre las cuerdas. Su ritmo, su recorrido por todos los rincones del instrumento logra bajar la guardia de nuestros sentidos. Las notas comienzan a estirarse y ya estamos rendidos a su merced. Nuestra cabeza se balancea siguiendo sutilmente las notas que recorren el aire. El vals que parecen bailar en un segundo plano el resto de instrumentos sigue manteniendo su estructura repetitiva mientras el violín sigue desgranando ante nosotros sus notas. El rasgado de sus cuerdas extrae polvo de oro con cada movimiento del arco. Las cuerdas frotadas ofrecen sus mejores sonidos para volver a ser recorridas con tan distinguido tacto. 


No necesitamos nada más para recorrer este camino una y otra vez. Estamos mecidos por un conjunto de cuerdas y la canción hace un buen rato que nos encerró entre sus bondades. El autor podría dejarse llevar cómodamente por la estructura que ha creado pero en lugar de eso apuesta por seguir edificando sus inquietudes. Desde el 1'47'' al 1'51'' el violín, nuestro narrador, abandona la estancia para llamar nuestra atención. La fuerza de la ausencia. Nos está avisando para que afinemos nuestra escucha. En el 1'52'' regresa y comienzan las variaciones musicales que construirán un Punto de No Retorno delicado, armonioso y emotivo. El violín reconstruye su propuesta sonora para eliminar cualquier duda sobre su desarrollo. Las notas se aceleran pero no por ello perdemos el suave vaivén musical. Desde este punto hasta que las notas se evaporen lo mejor es dejarse llevar por los nuevos caminos sonoros. El lutier que moldeó este violín partiendo de un pedazo de madera y unas cuerdas no podría estar más satisfecho con los sonidos que alguien extrajo de su utensilio musical. Un masaje para el alma. 

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