martes, 21 de febrero de 2012

Esperando una llamada especial


Aretha Franklin - Call Me

Una idea. Un anhelo. Un deseo. La persecución de esos conceptos se logra con persverancia, insistencia y reiteración. Todo esto es la base sobre la que se edifica esta canción. Todo esto y una voz prodigiosa capaz de acaparar toda la atención con su mera presencia.


Un piano y unos violines son los encargados de abrir la puerta de este tema. Los primeros segundos se basan en un diálogo entre esos dos instrumentos que recogen toda la atención. Esta conversación se repite hasta que en el segundo 22 el piano realiza una pequeña escala para introducir a la voz que nos narrará su idea, su anhelo, su deseo. Se trata de Aretha Franklin y su potencia hará que cualquier sonido se quede pequeño ante su vigor vocal. Las primeras dos palabras dejan claro cual es la idea de esta canción: el amor. La suma de la voz principal y del coro hace que se diga “I love you” seis veces en menos de diez segundos. No hay duda sobre sus sentimientos. Hasta ese instante la voz y los coros viajan juntos pero sin coincidir en el tiempo. La primera vez que se pronuncia el nombre de la canción (segundo 35), y como para querer reforzar la idea a transmitir, voz y coro lo hacen al unísono.

En la parte instrumental, desde que la voz de Aretha Franklin surgió, únicamente el piano y una discreta batería han permanecido junto a ella. Entorno al segundo 40 comienzan a escucharse las notas de un órgano que otorgará con su sonido una base más acolchada. Diez segundos después la estructura de voces que comenzó el tema se repite. Nada más cruzar la barrera del primer minuto el estribillo vuelve a florecer, pero esta vez los cambios comienzan a notarse. Desde el 1'03'' hasta el 1'11'' la voz protagonista nos regala los primeros zarpazos de su potencia vocal. Tras ese despertar aparecen los violines para amplificar la labor de suavidad que introdujo el órgano medio minuto antes.



Llegamos al 1'15''. Una vez que todos los implicados en esta canción están presentes, es decir, voz, coros y todos los instrumentos, es cuando el tema comienza de verdad. Hasta ahora habíamos asistido a una declaración de amor en toda regla y a un par de estribillos pero aún no conocíamos lo que habitualmente precede al coro en cualquier composición. Es ahora cuando el relato comienza. La narración navega subida en las tranquilas aguas que proporcionan los violines y la voz surca esas aguas con total comodidad. Es el espacio perfecto para apreciar todas sus tonalidades. En el 2'02'' vuelve la declaración que vivimos al inicio nada más comenzar a sonar la voz de Aretha Franklin y su coro. La estructura ya la conocemos pero subidos en el vaivén de los violines la intensidad es superlativa. El estribillo que esperamos después también decide subirse a los violines que nos guían. La escena se repite y se recrea varias veces.

Después de un largo estribillo la canción cambia porque estamos asistiendo a la llegada del Punto de No Retorno. Estamos en el 3'07'' y el ardor sube de nivel para repetir todo lo visto hasta ahora pero sin estar sujetos a una organización predeterminada. Casi más hablando que cantando la voz principal repite las ideas expuestas desde el comienzo y nos regala juegos vocales grandiosos, desbordante energía y una fortaleza incomparable. Ya estamos enganchados, ya se nos ha colado en nuestro cerebro el anhelo buscado desde la apertura del relato. La repetición de la misma idea ha logrado que se quede con nosotros. Llámame cada hora, cada minuto, cada segundo, cada instante que tengas, porque todo el tiempo del mundo siempre será poco junto a ti.

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