martes, 23 de agosto de 2011

¿Hay alguien al otro lado?

Electric Light Orchestra - Telephone line

 

Lo primero que el altavoz hace llegar hasta nuestros oídos no son ruidos familiares para una canción. No se trata de los extraterrestres de “Encuentros en la tercera fase” intentando comunicarse con los habitantes de este pequeño punto azul que llamamos tierra. En realidad se trata de los sonidos de un ordenador intentando conectar la línea para comenzar una llamada telefónica. Esos primeros 15 segundos aún no tienen música literalmente, son sonidos eléctricos deshumanizados, fríos, distantes. Las primeras notas se materializan en forma de tono telefónico. La llamada ha comenzado y sólo falta que alguien descuelgue al otro lado. Siempre hace falta alguien.

Lo que ocurre a partir del segundo 28 se puede explicar de un modo muy visual. Vemos un auricular en primer plano mientras a través de esos pequeños agujeros del altavoz comienza a escucharse una voz lejana, una voz que nos saluda, una voz que nos pregunta qué tal estamos. Poco a poco el plano se va abriendo y vemos como la cámara se va alejando del auricular para mostrarnos la persona que nos habla. Todo esto queda reflejado de un modo auditivo cuando la voz del cantante pasa de escucharse algo remota a mejorar en su calidad segundo a segundo hasta llegar al 43 en el que el ruido de fondo desaparece y la nitidez inunda la escena.


La canción ha consumido casi un minuto y no es fácil distinguir una melodía clara o la posible dirección de lo narrado hasta el momento. En el segundo 58 aparece por primera vez la batería, el tema comienza a caminar, el sendero se despeja y la música comienza a florecer. Tres segundos después los violines entran en escena y todo cambia. Sus notas comienzan a balancearse bajo la voz y la batería. El contoneo poco a poco irá a más hasta que todo gire alrededor de sus cuerdas.





En el 1'17'' surge casi de un modo inapreciable el coro a modo de segundas voces sobre la voz principal. Los diez segundos de intervalo, casi de tranquilidad total, entre el 1'25'' y el 1'35'' son el espacio perfecto para gestar un Punto de No Retorno ligero pero intenso. Arranca con el alarde vocal de la voz protagonista y culmina con la explosión de violines que otorgan carta blanca para que el estribillo haga su notable aparición. Los coros se apoderan de toda la canción. Los violines viven bajo ellos esperando su momento. El estribillo avanza, los coros dialogan con la voz principal, 1'50'', y poco a poco las variaciones que hacen las cuerdas comienzan a ganar presencia y a instalarse en un paso firme y majestuoso. En el 2'03'' el estribillo detiene un poco su paso para nombrar el título de la canción y dejarse llevar hasta el 2'32'' en el que la llamada de teléfono vuelve a comenzar.


De nuevo tenemos línea. Tras los tonos telefónicos la voz asume que nadie va a responder a su llamada en el 2'46''. Después de esa certeza comienza a incrementarse de nuevo la intensidad. Los violines siguen ahí y con el paso de los segundos se van apoderando cada vez de más protagonismo. Nadie va a responder por lo que requerimos adelantar la llegada del estribillo. Los violines necesitan brillar más alto y más fuerte. El 3'22'' nos devuelve el diálogo a tres bandas entre la voz principal, los coros y el pequeño instrumento de cuatro cuerdas. Desde aquí hasta el final la conversación se va repitiendo hasta que poco a poco nos alejamos de la escena dejando a los tres implicados con sus palabras, sus coros y sus acordes. Nunca el tono de un teléfono dio para tanto. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Recomendaciones

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...