martes, 7 de junio de 2011

Los peldaños que llevan al cielo

Led Zeppelin - Stairway to heaven

Para mucha gente esta canción puede ser uno de los más grandes y mejores temas de la historia del rock. La canción tiene una fuerza demoledora y el paso del tiempo hace que cada vez sea mejor, que el avance de la tecnología actual y futura le otorgue aún más mérito y que cada escucha mejore la anterior. Las canciones gigantescas siempre nos sorprenden con algún detalle nuevo que disfrutar, una estrofa que redescubrir o un punteo que observar de manera aislada.


La canción arranca con el sonido de una única guitarra. Nada parece aventurar la potencia rock que desatará dentro de unos minutos. Estamos más cerca de una canción de autor, de folk sureño tocado en el porche de una casa de madera. Sonidos acústicos sin más pretensiones. En el segundo 14 entra en escena una flauta. Este instrumento de viento dulcifica aún más los sonidos que proyecta la canción. La melodía va evolucionando y ganando en matices con sólo dos instrumentos. Estamos recorriendo una vereda muy tranquila y nuestro paso es sosegado. No necesitamos nada más para disfrutar con la senda musical. En el segundo 54 llega la voz que nos guiará por este camino. Su tono se acopla a los sonidos que ya estábamos disfrutando. Comienza su relato pero sin alterar el paso y sin necesidad de variar nada de nuestro entorno.

A la altura en la que cualquier otra canción ya hubiera mostrado su estribillo al menos un par de veces Led Zeppelin introduce la primera variación importante, un cambio que sirve para enseñar los primeros síntomas roqueros. Estamos en el 2'15'' y comenzamos a escuchar una segunda guitarra. La densidad de cuerdas aumenta y con ellas la voz parece cantar con mayor presencia. La ampliación de guitarras conlleva dar un paso adelante hacia el rock y el destierro de los sonidos dulces de la flauta que nos habían acompañado hasta ahora. Apenas lo hemos notado pero el relato de la voz principal poco a poco va ganando en ritmo y velocidad. Los segundos siguen pasando y la música sigue captando plenamente nuestra atención. No hemos asistido a ningún estribillo bien definido, no nos han regalado ningún momento especialmente álgido y sin embargo estamos atrapados por un par de guitarras y una sola voz. No hay presencia alguna de coros, tampoco hemos asistido a algún solo y pese a esa escasez de protagonistas tampoco echamos de menos a la batería. Esta aparece para dar un pequeño giro a todo lo anterior en el 4'19''. Tras varios minutos sin variaciones la llegada de la percusión disipa cualquier tipo de duda: esto es rock y ya no hay vuelta atrás.



Ya tenemos todos los elementos que necesitábamos. Seguimos subiendo escalones en nuestra escalera hacia el cielo. En el 5'33'' la voz enmudece unos segundos para dejar que dialoguen entre si el resto de sus compañeros de viaje. La batería y las guitarras se enzarzan en una conversación musical que desembocará en el Punto de No Retorno. El 5'57'' nos sorprende con un verdadero latigazo del instrumento de las seis cuerdas. Ese latigazo indiscutible logra que todo lo caminado hasta ese punto cobre sentido. Se ha cumplido el objetivo de los primeros sonidos. La flauta, la tímida voz, el folk sureño y el resto de emociones que empezamos a forjar en el cobertizo de una casa de madera confluyen en ese azote sonoro. Las manos de Jimmy Page crean un solo de guitarra abrumador. La potencia y fuerza sonora arrasa con todo y la canción se convierte en algo extraordinario. Una fuerza de la naturaleza.

Tras más de un minuto de solo la batería decide redoblar su sonido para introducir de nuevo a la voz que nos guía. Dicha voz vuelve al tema totalmente cambiada, su agudeza ha aumentado y debajo de ella escuchamos la combinación de los instrumentos de un modo repetitivo e hipnótico. La intensidad es absoluta. Han transcurrido más de siete minutos y la música sigue sin soltarnos. La fuerza sonora no decae ni un solo instante. En el 7'43'' el desenlace está a punto de llegar. Los peldaños por subir han concluido y con ellos también se extinguen las guitarras y la batería. La voz principal, y única durante toda la canción, se queda en soledad en el 7'50'' únicamente para recordarnos el título de todo lo que hemos escuchado. El camino que hemos recorrido es una escalera hacia el cielo y el viaje ha llegado a su fin. La evolución sonora se ha consumado.  

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