The Jayhawks - Smile
He traído hoy esta canción para intentar explicar lo que para mi es una melodía confortable. Son unos sonidos tan cómodos, tan agradables que realmente estamos muy a gusto. Todo lo que sucede a nivel sonoro es perfecto. Estamos de vacaciones, nada nos molesta y simplemente nos dejamos llevar embarcados en el mundo disfrutando con su continuo giro. Todo suena de manera fluida y en ningún momento ocurre algo capaz de llamar la atención en exceso, las proporciones son exactas y el cóctel tiene el sabor preciso para emocionar a nuestro paladar. Una Canción Pasajera en toda regla.
El tema comienza tranquilo, poco a poco. Primero una guitarra, unas leves notas de piano y una voz que nos anima a despertarnos y prepararnos para emprender el camino. En el segundo 16 aparece la batería y, sin darnos cuenta, viene acompañada de unos violines casi imperceptibles. Los instrumentos van surgiendo despacio, cuando lo creen oportuno. No hay prisa para incorporarse porque una vez que lo hagan serán aceptados sin miramientos. Disfrutar del camino es vital para todos los integrantes del tema. La intensidad crece despacio pero sin dubitaciones. Cuando casi todo el mundo se ha preparado y está en su sitio llegamos al Punto de No Retorno que sucede en el minuto 1'12''. Este punto coincide plenamente con el estribillo puesto que es el momento elegido para explotar todos al unísono pero con sus propias peculiaridades. Los violines ganan protagonismo, los coros pasan a la acción y el piano nos sigue regalando su goteo de notas bien seleccionadas.
Tras ese primer estribillo la canción continúa con su espíritu confortable, cada instrumento vuelve a su sitio y las sensaciones sonoras siguen siendo tan agradables y cómodas como hasta ahora. El camino prosigue sobre una alfombra de violines que únicamente se verán interrumpidos por nuevos oasis de estribillos donde la armonía coral vuelve a apropiarse de nuestro caminar. No hay espacio para posibles titubeos. Sobre el 2'28'' la guitarra nos regala un pequeño puñado de notas que recuerdan, o quizás homenajean veladamente, a The Beatles, a las manos de George Harrison. El placer no se encuentra en el lugar de destino, sino en disfrutar de las maravillas que nos ofrece el recorrido. Cada instante es gratificante y merece ser aprovechado. La alquimia sonora ha conseguido oro. Sonríe.
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