miércoles, 13 de abril de 2011

Un día en la ópera… y en el rock

Queen - Bohemian Rhapsody

Cada componente de Queen tocaba al menos un instru
mento en casi todos los temas de la banda pero para esta canción decidieron aparcarlos por un momento y empezar a construir una melodía sólo con sus voces. Las voces son los instrumentos encargados de empezar a desgranar la armonía musical y serán esas mismas voces las que más tarde nos regalen un giro sonoro tan radical que toda la composición cambiará de registro e incluso de estilo musical.  
          

Los coros vocales son los encargados de inaugurar la canción guiándonos  durante los primeros 15 segundos. Nada nos hace aventurar los derroteros por los que discurrirán este conjunto de voces. Pasados esos segundos iniciales aparecen las primeras notas de piano. Diez segundos después descubrimos cual de las voces que arrancaron el tema se convertirá en la voz protagonista. Esta voz, se desmarca levemente durante una estrofa en el segundo 25 pero enseguida vuelve a reunirse con sus compañeros. Sólo ha sido su presentación. El coro abarca todo, e incluso juega con el estéreo durante nuestra escucha, segundo 35. En el segundo 49 el piano gana bastante más presencia. Su peso dentro de la estructura global ha aumentado. A las notas agudas y solitarias se le incorporan los acordes que convertirán su música en algo mucho más potente. La canción continúa poco a poco mientras los coros que nos introdujeron en esta melodía desaparecieron por completo cuando el piano asumió más responsabilidad. Al mismo tiempo la voz principal ha comenzado a caminar, ahora sí, en solitario. En el 1'19'' la banda incorpora, con una explosión de platillos, el sonido de la percusión. Entre el 1'45'' y el 1'55'' disfrutamos de un pequeño interludio protagonizado por el piano en solitario que nos sirve para darle un respiro a la voz principal. Ésta vuelve con la batería y la continuación del piano, pero más adelante llegarán unas nuevas invitadas: las guitarras. Las seis cuerdas toman el control de la situación en el 2'19''. El piano desaparece y la guitarra se convierte en el instrumento encargado de la melodía. Poco después de su llegada, en el 2'37'', asistimos a su primer solo.


H
asta aquí hemos vivido una canción enmarcada en el rock, con un comienzo algo especial pero rock. Es ahora cuando sin que nuestros oídos se lo esperen la canción hace un giro radical en su planteamiento y forma. En el 3'03'' la canción se reinventa por completo. Los sonidos y coros de carácter operístico se suben al escenario. El 3'13'' marca el inicio de un Punto de No Retorno interesante por lo inesperado, por su potencia, por su continuidad y por el juego entre dos viejos amigos. Los instrumentos que comenzaron todo, la voz principal y el coro, son los responsables del espectacular terremoto que sufre la melodía. Asistimos a casi un minuto de diálogo semioperístico que concluye con la explosión más roquera de toda la canción en el 4'08''. Las guitarras se disparan, la batería desarrolla toda su fuerza y la voz principal canta sin dejar nada en la reserva. El tema explota y parece que ya no habrá vuelta atrás. O quizás sí.

C
uando parecía que toda la evolución musical del tema había concluido el grupo nos sorprende con un nuevo requiebro. Pocos segundos antes de llegar al quinto minuto vuelve el piano, la velocidad casi se detiene y la guitarra se agudiza hasta desaparecer por completo. Los últimos veinte segundos son un regalo para que las teclas del piano dejen sus postreras notas en nuestra cabeza y una rezagada voz nos susurre antes de la despedida. 

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