Tom Jones – Green
Green grass of home
Una canción puede atraparte por
muchas y muy diversas razones. La composición de hoy lo consigue de dos formas
distintas. La primera de ellas se circunscribe a su forma musical, la segunda
se esconde tras el sentido de lo cantado. Sin duda para que la segunda parte
llegue hasta nosotros la primera debe ser suficientemente brillante como para
picar en nuestra curiosidad y hacernos investigar un poco para regalarnos una
segunda captura emocional. Eso será más adelante.
Los primeros cinco segundos los
invade el dulce sonido de un órgano y una batería que nos indica el ritmo
tranquilo que conducirá toda la creación. La canción fue compuesta como canción
country y eso se deja notar con la llegada de las primeras voces en el segundo
seis. Los coros se cruzan en nuestro camino para presentarse tímidamente. En el
segundo quince aparece la voz principal con una capacidad sonora brutal. Sin
apenas esfuerzos consigue llenar hasta el último resquicio de nuestros
altavoces. Ese instrumento inigualable trae de la mano las notas que va
desprendiendo el piano. En el segundo 34 los coros comienzan a apoyar la
narración con una suave presencia que ganará enteros a partir del segundo 53
cuando comiencen a realizar segundas voces sobre la voz principal. Tres
segundos después la percusión aprovecha la llegada del estribillo para cambiar
su sonido. La batería se vuelve más ruidosa, más metálica. Ahora mismo ese
sonido no es más que un golpeo diferente, más adelante veremos el significado
tan visual que posee.
Tras el estribillo la canción
continúa con el mismo ritmo, con esa cadencia matemática que otorga la batería.
Con esos coros en segundo plano y por encima de todos las cualidades vocales de
Tom Jones. El tema sigue desgranando verso tras verso, palabra por palabra, la alegría que sentimos
cada vez que volvemos a casa tras un tiempo sin estar allí. La placentera
sensación que se origina en nosotros al volver a saborear los lugares que
nuestra memoria guarda en su rincón más privilegiado. Desde el 1'16'' a nuestro
caminar se ha unido un grupo de violines que potencia aún más el poder de los
recuerdos. Cuando todo el cuento parece encajar perfectamente, cuando casi
podemos palpar nuestros recuerdos de juventud, cuando ya estamos a punto de
cruzar el umbral de nuestro hogar llegamos al Punto de No Retorno. En el 1'56'' la voz principal deja de cantar para comenzar a hablar. Es entonces cuando
vivimos casi treinta segundos embarcados en un momento exquisito por su calidad
y su modo de expresarse.
¿Por qué las canciones en las que de
pronto el cantante se pone a hablar suelen ser tan buenas? Sin venir a cuento,
o incluso viniendo, la canción continúa con su ritmo normal, con su cadencia
musical, con su estructura habitual, y sin embargo la voz principal decide dar
un paso al frente para acercarse un poco más a nosotros. Nos está hablando
directamente, como queriéndose apartar del resto de la composición. Como si de
entre toda su audiencia nos hubiese elegido a nosotros para hacernos caer en la
cuenta de su situación. En el texto que pronuncia Tom Jones, charlando, se
encuentra el secreto que esconde la canción. Todo ha sido un sueño y nuestro
protagonista se encuentra atrapado en la cárcel. Encerrado entre cuatro paredes
aguardando que llegue el momento de su ejecución. Mientras esperaba en el
corredor de la muerte soñaba con volver a tocar la hierba verde de su hogar y
en este pequeño monólogo hablado descubrimos que volverá a su casa pero para
yacer bajo esa hierba verde una vez que se ejecute su condena.
Ahora entendemos porque la batería se volvió más ruidosa
allá por el segundo 56. Lo hizo para intentar avisarnos del mensaje final. Su
sonido no es más que el que producen las cadenas de los presos al caminar.
Hemos estado junto a nuestro narrador en sus últimos pasos mientras nuestra
mente imaginaba esas verdes praderas. El protagonista ha despertado del sueño
para vivir sus últimos instantes antes de adentrase en otro sueño, esta vez
eterno.
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